De Salo Gordón a Salogoat

Por Leopoldo Carrasquero

El fútbol requiere resultados inmediatos la mayoría de las veces, ganar es ya no es un deseo, una necesidad, los buenos rendimientos individuales aún más, por eso los que estamos afuera olvidamos que los jugadores son humanos, que no son máquinas y que pueden fallar, tener problemas como cualquier otro que muchas veces puede verse reflejados en su rendimiento. 

El futbol argentino es la muestra de fehaciente de la exigencia día a día, probablemente no hay ningún país que viva el fútbol como se vive en Argentina, todavía tenemos la imagen en la retina de las múltiples celebraciones, ese 18 de diciembre cuando bordaron en Qatar la tercera estrella en su escudo. 

Cuando hablamos de exigencia, no perdonan a nada ni a nadie, si lo sabrá Messi, que sufrió años y años de cuestionamientos por sus rendimientos en la celeste y blanca, parece que pasó mucho tiempo, pero no fue hace tanto que hasta se tuvo que retirar de la selección tras perder 3 finales en 3 años. 

En el fútbol argentino hay muchísimos casos de jugadores que al llegar a un nuevo club, les costó horrores la adaptación, muchos al final no pudieron y otros tras un periodo gris dejaron una huella imborrable, un ejemplo de ello, ya que vamos a hablar de River es Gonzalo el “Pity” Martínez, cuestionado en dos temporadas enteras tras llegar al club desde Huracán, se convirtió en un jugador inolvidable para los hinchas millonarios con sus goles a Boca, incluido en más famoso de la Final de la Copa Libertadores 2018, quizás el partido más importante en la historia de ambos clubes.

Y así desembarcó en enero pasado Salomón Rondón al fútbol argentino, a uno de los dos clubes más grandes del país, tras un año prácticamente sin jugar en el Everton; sin pretemporada, saltó al campo a los 6 días de llegar ante Belgrano de Córdoba de visitante. 

Su rendimiento rápidamente comenzó a ser cuestionado, su velocidad y su movilidad fue puesta bajo lupa, un doblete ante Huracán, un gol a Banfield y otro ante Rosario Central, fue el balance de “El gladiador” en sus primeros meses en el club. 

Jugó 17 partidos y 4 goles en la Liga Profesional, con un gol cada 198 minutos, cifras discretas, pero no muy malas para un delantero que fue suplente. En la Copa Libertadores apenas jugó dos partidos y nunca fue una opción en las jornadas decisivas. 

Las críticas se acumulaban, su relación con el DT los hinchas la veían con recelo por su conocida amistad, Martín Demichelis lo defendió hablando de la adaptación, sus problemas de documentos, dificultades típicas cuando alguien cambia su vida por completo, algo que el DT explicó poniendo el ejemplo de instalar un TV, lo que todavía es motivo de bromas. 

River finalmente fue campeón y al culminar el torneo tuvo tiempo de hacer una mini pretemporada, hubo un cambio de chip, ya sin Lucas Beltrán, la competencia natural es su amigo Miguel Borja, bajo esta escena comenzó arrancó la temporada. 

Comenzó suplente de Borja, pero el 9 se secó y comenzó a ver más minutos, Salomón marcó ante Barracas, Atlético Tucumán (en el 90 para ganar), en el Superclásico (algo que los hinchas jamás olvidan) y ante Talleres. Todos los goles, salvo el de Barracas, fueron para el 1-0 en partidos que River terminó ganando sin recibir goles. 

Sabemos que estuvo trabajando en la confianza y en las condiciones físicas, y cambió el chip, algo que se ve en sus 4 goles, los mismos que todo el semestre pasado, pero en solo 7 partidos, para acumular un gol cada 75 minutos. 

La visión crítica de los hinchas cambió, ese “hate”, que por medio de las redes sociales se hace una caja de resonancia, ya no era tal, marcar en el 90 para ganar, un gol a Boca, detalles que hacen las críticas desmedidas bajen, carteles de perdón y más, llegó el Salogoat, ya se acabaron las críticas a su peso, a su velocidad, ya ven que es alguien que trabaja muy callado por sus objetivos, silencio y trabajo, lo que requiere un profesional de esa categoría. 

Aún falta temporada y River tiene la Copa Libertadores 2024 a la vista, pero vemos a otro Salo, un Salomón que ojalá pueda dejar huella en el millonario, al menos hasta diciembre de 2025, que es donde vence su contrato. 

Los hinchas, alguno de ellos, que tienen poca memoria, deberían estudiar la historia de sus clubes, entender procesos y adaptaciones, no todos los casos son iguales y se debe entender que ningún jugador quiere jugar mal, ninguno es un super humano, incluso el más grande entre los grandes, Lionel Messi. 

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