Un Poco de Magia para Volver a Soñar

Por Mauro García Forti

Si buscáramos una palabra para definir los últimos meses de Aston Martin en esta temporada de Fórmula 1, desde luego esta no sería “fácil”. 

Los británicos han sufrido un desplome de rendimiento tan brusco que de pasar por luchar por la segunda plaza del Campeonato de Constructores contra Mercedes carreras atrás, ahora están quintos en la tabla tratando de agarrarse a una fortísima McLaren en esta segunda mitad del año.

Con el último podio del equipo en el ya lejano Gran Premio de los Países Bajos, los hombres de Silverstone ya daban por culminada la temporada, siete podios para un equipo que venía de ser séptimo el año pasado y de que luchaba por puntos pero no por podios, esto es un salto adelante grandísimo. Pero luego de un arranque de temporada tan poderoso, en donde estuvieron cerca en algunas ocasiones de Red Bull, este final parece muy decepcionante y preocupante de cara al año que viene.

El equipo ha tenido a lo largo del año problemas con el desarrollo del coche, muchos de los paquetes de actualizaciones no han proporcionado los resultados esperados, resultando ser “peoras” en vez de mejoras del rendimiento del monoplaza. Y debido a esto justamente la escuadra llegó a tocar fondo en México, donde eran la penúltima formación más rápida y en el que tuvieron una carrera desastrosa en donde ninguno de los bólidos verdes terminó pasando por la meta, siendo el segundo abandono seguido de Fernando Alonso después del GP de EE.UU y la interrupción de una nueva etapa de buena fortuna para Lance Stroll, que volvió a estar en los puntos en el Circuito de Las Américas.

Ante este nublado panorama, la estructura de Lawrence Stroll llegaba a Brasil siendo una incógnita de la que no se esperaba mucho. No obstante, en la clasificación dieron la sorpresa sellando la segunda fila de la grilla, con Lance tercero y Alonso cuarto. No hubo la misma fortuna en la “qualy” para la Sprint del sábado, donde Stroll no pasó de Q1 y el bicampeón español no pudo participar en la Q2 debido a un incidente con Esteban Ocon, en donde el francés perdió el control de su coche y colisionó con el Aston Martin del asturiano.

Dado este resultado, para los autos ingleses la Sprint fue una batalla constante, en donde lucharon contra los monoplazas de la mitad de tabla. Interlagos es un circuito que permite batallar con mucha facilidad y los pilotos nos dieron todo un espectáculo. En el caso de los hombres de verde, acabaron la prueba en undécima y duodécima posición con Fernando por delante del canadiense. Lejos de los puntos, pero todavía con un buen botín al alcance de sus manos para el domingo.

Stroll logró por fin una carrera sin problemas ,quedando por delante de los Mercedes y del Ferrari de Sainz, rodando a muy buen ritmo y finalizando en quinta posición. Pero quién se robó el espectáculo una vez más este año fue Fernando Alonso.

El bicampeón mundial volvió a hacer una de las suyas, arrancó cuarto y se mantuvo en ese lugar en la bandera roja que causó el accidente de Magnussen y Albon. La carrera se reanudó con salida en parado y allí el asturiano con una maniobra muy inteligente le ganó la tercera posición a Lewis Hamilton y se mantuvo allí durante buena parte de las siguientes vueltas y rodando a muy buen ritmo durante toda la carrera. El podio era una opción de nuevo para el veterano piloto, pero Checo Pérez no había dicho su última palabra.

El mexicano se había lanzado a la carga y buscaba cazar el último lugar del podio, iba a ser una verdadera batalla. El de Red Bull ganaba terreno, pero el español conseguía mantenerlo a raya. No obstante, llegó el último cambio de neumáticos y el de Guadalajara se colocó justo en zona de DRS del nacido en Oviedo.

Todo parecía terminado, pero sorprendentemente, Alonso aguantaba, siguiendo una trazada perfecta, sin cometer errores y consiguiendo el espacio justo para que Checo no se le echara encima.

A falta de dos vueltas para el final, Pérez estaba lo suficientemente cerca y se lanzó al interior en la curva 1, pasando al español y marchando hacia su podio número 35 en la competición. Sin embargo, Fernando seguía allí, justo detrás del alerón trasero del piloto azteca.

Las opciones para el de Aston Martin se acababan, Checo defendió bien el contraataque y sólo le quedaba una oportunidad en la última vuelta. Llegaba la recta de meta y Alonso abrió el DRS para acercarse al RB19 de Sergio, quien cedió ante la presión ejercida por el rival y entró pasado en las eses de Senna, al ver esto, el ovetense salió con mucha más tracción de las dos primeras curvas y se lanzó a por todas en la recta de atrás, logrando el adelantamiento con una maniobra que hizo levantar a los fanáticos en las tribunas.

Checo no iba a dar su brazo a torcer y lo peleó hasta el final, dándonos esa preciosa imagen de los dos monoplazas subiendo por la recta de meta casi en paralelo, resultando el español el vencedor del duelo de titanes por sólo cincuenta y tres milésimas.

Fernando había hecho otro truco de magia, defendió su posición ante un coche superior durante más de trece vueltas y cuando la perdió no se rindió y volvió a tomar su lugar en el podio, llevando de nuevo la alegría al garaje de Aston Martin en donde sus mecánicos festejaron por todo lo alto volver a los tres primeros.

Octavo podio del español, quien una vez más alzó un trofeo al cielo de Sao Paulo con toda la “torcida” brasileña coreando su nombre como sólo a los más grandes del deporte se hace.

No se sabe si llegará la famosa victoria “33” o el tercer mundial para el incombustible Alonso, quien a sus cuarenta y dos años sigue rindiendo como si veintidós años no hubiesen pasado desde que debutara en el Gran Circo, pero una cosa es segura, muy pocos pilotos pueden aportar la ilusión que trae éste a su equipo y a los fanáticos.

Hay que disfrutar de estos tiempos, porque corredores así no se ven todos los días. Ojalá Aston Martin le dé un coche competitivo en 2024, porque si una cosa no faltaría en cada carrera eso sería el espectáculo, algo muy necesario luego de un 2023 monopolizado por Red Bull y Verstappen.