La revolucionaria tecnología con nanotubos, diésel y sin baterías que podría llegar a los futuros superdeportivos eléctricos

Por Adrián Lois

Hablar de Rimac es hablar de una marca con ganas de revolucionar la movilidad eléctrica. De una forma diferente, sí, cubriendo un segmento poco poblado, el de los hiperdeportivos eléctricos: el último de la saga, el Nevera, es una bestia de casi 2.000 CV.

Sin embargo, la compañía croata también se centra en el desarrollo de tecnologías para terceros y abarca varios acuerdos con otras empresas para lograr avances en este campo. Sin irnos muy lejos, recientemente Rimac fue noticia al desvelarse que está respaldando un proyecto por el cual se quiere desarrollar un robotaxi eléctrico y completamente autónomo de la mano de KIA.  Continuar leyendo

Ahora, hemos sabido, de la mano de Autocar, que Rimac está también estudiando la viabilidad de una tecnología radical para sus futuros superdeportivos. De llevarse a cabo, eso sí, dejarían de lado la electrificación pura como tal.

Nanotubos con combustibles líquidos como protagonistas

Sin entrar en grandes detalles, el jefe y fundador de la marca croata, Mate Rimac, ha asegurado al medio británico que está explorando la viabilidad de una nueva tecnología innovadora que eliminará la necesidad de montar las habituales pesadas y voluminosas baterías en sus coches.

En su lugar, se está estudiando la posibilidad de que los llamados nanotubos puedan ser los que sirvan de fuente de energía para los motores eléctricos que impulsen el vehículo. ¿Cómo funcionaría esta tecnología?

La idea sería el uso de combustibles líquidos «químicamente diferentes», como el diésel, el gas licuado de petróleo o el hidrógeno: estos se sobrecalentarían y, en consecuencia, se generaría electricidad para los motores, reemplazando así las baterías.

Básicamente, sería como un sistema de propulsión eléctrico de autonomía extendida, pero diferente: las ruedas se moverían siempre gracias al impulso de motores eléctricos, pero en este caso el sobrecalentamiento de un combustible líquido lo que generaría la electricidad. En el Dakar, por ejemplo, Audi lleva este concepto al extremo utilizando un motor de gasolina del DTM, aunque este RS Q e-tron (al igual que los eléctricos de autonomía extendida) sí que monta baterías.

Como te puedes imaginar, esta tecnología produciría emisiones contaminantes como el CO2, pero Rimac asegura que sería «mucho menos» de lo que emitiría cualquier motor de combustión convencional.

El socio de Rimac, del que no se han dado detalles, está ya experimentando con esta tecnología a pequeña escala y se asegura ya que estos nanotubos podrían funcionar con una eficiencia del 80 por ciento, cuando un motor de combustión se mueve en torno al 30 por ciento.

«Rimac no es exclusivamente eléctrico: hace lo que es más emocionante en cada momento», asegura Mate Rimac, quien ve en esta tecnología innovadora una gran oportunidad para el futuro, especialmente para el de los coches deportivos por el factor ahorro de peso.

Ojo, no confundir con otras tecnologías que han sido llamadas de nanotubos o nanotuberías, como la patentada por Nawa Technologies: esta última, especializada en ultracondensadores, adapta los electrodos con nanotubos de carbono alineados verticalmente de estos últimos a las actuales baterías de iones de litio, lo que daría lugar a autonomías 3 veces superiores a las convencionales y a cargas ultrarrápidas. Sin embargo, este desarrollo no elimina la presencia de las baterías como tal.

Rimac, centrado también en el Nevera

Rimac sorprende a cada vehículo que lanza. Tras el Concept_One, el Nevera es el último hiperdeportivo eléctrico de la firma croata. Limitado a 150 unidades, cuenta con cuatro motores eléctricos que suman 1.914 CV de potencia. Acelera de 0 a 100 km/h en apenas 1,82 segundos, alcanza los 412 km/h y anuncia una autonomía de 490 kilómetros según el ciclo WLTP.

Foto: Motor.es

Fuente: motor.es

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