NO MÁS VENEZOLANADAS

Por Richard Méndez

Los pequeños detalles pueden dañar el esfuerzo de un colectivo durante un partido de fútbol en el que se invirtieron horas de entrenamiento y planificación para ejecutarlo. Inoportunamente aparecen esos momentos cuando creemos estar mejor asentados en la cancha y experimentamos la sensación de tener todo bajo nuestro control, pero siempre está el riesgo que llegue nuestro mayor enemigo interno. La “venezolanada” es el nombre que le ponemos a ese instante en que dejamos de prestar atención y permitimos que el error nos derrumbe la ilusión.

En Barranquilla el diseño de partido que hizo el “Bocha” Batista funcionaba perfectamente, tanto así que la principal debilidad de Venezuela era bien controlada desde lo táctico llevando a la inoperancia ofensiva a los extremos colombianos. Alexander González y Luis Mago estaban dedicados a trabajar sobre Luis Díaz y Cuadrado en un primer tiempo donde poco pudieron aportar al ataque neogranadino. Cuando Venezuela buscó desdoble y profundidad en la banda derecha el “Brujo” Martínez aparecía permitiendo que Alex se quedara cerca del atacante del Liverpool y a su vez Savarino encontraba sociedades por carriles interiores. Machís por su parte, era el más sacrificado a correr hacia la banda izquierda y presionar al hombre que llevaba la pelota, lo que resultó en algunas recuperaciones que no se capitalizaron.

El segundo tiempo pintaba bien pero había desgaste mental y físico que fue aprovechada en apenas segundos cuando Arias quedó en la banda con posibilidades de hacerle el dos contra uno a Mago que por precaución no le achico demasiado, mientras que Ángel llegaba para el apoyo Arias notó que Osorio perdió distancia y vista sobre Borré que remató cómodamente para el uno a cero, recibimos un gol que derrumbó todo y a todos. La que nunca invitaron pero que siempre llega de “arrocera” cuando la fiesta va bien. Otra venezolanada más en las eliminatorias que debemos olvidar y no dejarla llegar nuevamente.

Perder en Barranquilla puede estar en las cuentas del presupuesto de puntos que necesitamos para ir al Mundial 2026, ya que la prioridad es la localía y con rivales directos donde no se puede fallar. El martes jugamos contra Paraguay y ese si es un partido que hay que ganar porque los guaraníes son parte de los rivales que al igual que la Vinotinto están buscando llegar entre los puestos 6 y 7 de la Eliminatoria 2026. Ganarle a la Albirroja es lo principal y empatar o perder solo serán posibilidades que duelen menos cuando no son causadas por la distracción que abre la puerta a la venezolanada.

Es momento de erradicar este terrible término con el que hace décadas bautizamos el desenfoque que pasa factura a los errores y la única forma de lograrlo es sin distracciones, sin equivocarse y llegando siempre a tiempo a cada pelota. Que si nos ganan sea porque nos superaron y no por habernos desconcentrado. Es hora de ganar en casa ante Paraguay y seguir manteniendo nuestra ilusión de llegar al primer mundial de la Vinotinto.

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