KARMA BLAUGRANA

Por Richard Méndez

Envalentonados y con el pecho inflado por el orgullo de ser hinchas de un club con historia y mucho peso en Europa. Llenos de confianza por el 2-3 con el que se había ganado la semana pasada en París con la gran noche de Cubarsi en defensa y de Raphinha en ataque. El fanático estaba relajado y esperando solamente disfrutar en Montjuic, ademá las últimas semanas en La Liga han exhibido la notable mejoría en el equipo de Xavi. 

Horas antes del partido de este martes contra el PSG un gran número de fanático del equipo culé se habían dado cita para alentar a los jugadores azulgrana y en medio del jolgorio iniciaron los desafortunados cánticos que ya querían calentar el clásico contra Real Madrid que se debe jugar el fin de semana en el Bernabéu. Los más patéticos apuntaron a su objetivo preferido en la figura del atacante brasileño Vinicius Junior. Al ritmo del bombo se escuchó a la multitud decir “Vinicius Muérete, Vinicius Muérete…” Ya era más importante dedicar la nefasta frase contra el jugador merengue que alentar a los suyos que esa noche tenían que defender la ventaja del global para clasificar a semifinales de la Champions. Se olvidaron del paso inmediato y se ahogaron en el odio ante el rival que aún no tocaba en las siguientes horas.

Llegó la hora del partido y todo comenzó espectacular con Yamal desbordando a Mendes por la banda y asistiendo a Raphinha que en la primera ocasión ya marcaba el 1-0 que ponía el global 4-2 y obligaba a una pronta reacción del campeón francés. El equipo de Luis Enrique apretó y en un avance de velocidad Barcola se le escapó a Araujo y el uruguayo cometió la falta sobre Barcola, que apegada a reglamente castiga con roja al defensor. Barcelona ganaba 1-0 pero se quedaba con uno menos antes de la media hora de juego, lo demás es historia. PSG terminó machacando una y otra vez a un Barcelona que no tuvo argumentos para reaccionar.

Tampoco hubo reacciones ni festejos y mucho menos cánticos en las tribunas. Ya no había efusividad ni orgullo por el equipo, lo que había eran cargas largas y mucha rabia. No se acordaron más de cantarle a Vinicius como hicieron antes de entrar al estadio. El karma le pasó factura a los atrevidos fanáticos con un baño de realidad y es que esto es fútbol, un deporte en el que no importa que tan bien anden las cosas porque en cualquier instante todo puede cambiar. Los que cantaban pidiendo la muerte de un jugador eran los mismos que se hundían en las lágrimas de la indignación tras la derrota.

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