¿Y SI LE GANAMOS?

Por Richard Méndez

El partido de este jueves en Miami entre la Vinotinto y el campeón de Europa, la Selección de Italia promete ser un choque que va más allá de interesante para convertirse en algo novedoso. Venezuela nunca se enfrentó a la “Azzurra” en el pasado y entendiendo que se trata de un tetra campeón mundial es natural pensar que aún cuando el partido lleva asignaciones que deben aplicarse al funcionamiento colectivo y manejo de situaciones, todos coincidimos que en el plantel quieren ganarle a un rival con tanta jerarquía.

No es descabellado pensar que el resultado pueda darse en base a forzar esos duelos individuales que hagan que las distancias evidentes que existen entre los europeos y los nuestros puedan verse reducidas en momentos puntuales. Si consigue una ventaja y esta puede ser administrada para poder quedarse con la anecdótica victoria será un hito en cuanto a resultados en partidos amistosos que probablemente ayude mucho al nivel de estima del grupo y de la hinchada venezolana. También será un debut soñado en el regreso del equipador oficial con Adidas como nueva piel Vinotinto. Ganancia por todas partes.

Cierto que un triunfo en un amistoso contra el equipo de Luciano Spalletti no significa un trofeo ni una clasificación y tampoco una medalla de respeto, porque ese se viene trabajando en el día a día y no va a depender de un triunfo en duelo amistoso. Ganarle a Italia pasaría a ser como aquella única victoria venezolana sobre Brasil que se logró en el verano de 2008 en Foxborough con los goles de Ronald Vargas y Giancarlo Maldonado, en una noche mágica que nos unió e hizo festejar ruidosamente pero que al final de nada sirvió, no se lograron los objetivos reales del ciclo que estaban puestos en clasificar a Sudáfrica 2010.

Ganarle a Italia sirve de mucho si se sabe gestionar el aprendizaje de situaciones entendiendo que se trata solo de un amistoso donde no hay nada en juego más que el prestigio de vencer a un gran rival. La meta debe seguir siendo la misma y esa es ir al Mundial 2026, que es donde debemos concentrar los esfuerzos. Pero ¿Y si le ganamos?

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