SOLO SE GANA EN LA CANCHA

Por Richard Méndez

Llegó la eliminatoria a Perú en un momento muy delicado para la visita de la Vinotinto, el seleccionado local siendo último y entendiendo que el visitante representaba una poderosa amenaza por el desempeño que le mantiene en el cuarto puesto de la clasificación. El temor causado por la presencia de la antigua “cenicienta” alertó a varios que pensaron haber encontrado una forma de ganar el partido desde afuera de la cancha.

La primera absurda y ridícula batalla llegó desde el periodismo vergonzoso en un programa emitido vía streaming en el que se burlaban de las “chamas” venezolanas ejercen la prostitución y se reían en el tono más misógino que se puede cuando se trata de denigrar a la mujer. No fue lo único que en medios de comunicación apareció sobre el tema, incluso en un noticiero en televisión abierta una conductora calificó de “provocación” que unos hinchas venezolanos tuvieran una pancarta que decía: “Bienvenidos a Casa” el día que llegó La Vinotinto a la capital peruana.

Las autoridades peruanas no se podían quedar atrás, así que en esta misma línea anunciaron que harían un operativo de control migratorio en la puerta del estadio Nacional en claro gesto para amedrentar y demorar el ingreso de los venezolanos que habían pagado su boleto. La hinchada venezolana llegó más temprano y sin problemas estaban en su asiento listos para ver el fútbol.

Durante el partido ambas hinchadas, peruana y venezolana compartieron sin problema y en la cancha ambos equipos se entregaron en un partido que fue muy entretenido con un justo empate 1-1. Los integrantes de la Vinotinto quisieron acercarse a sus compatriotas para agradecerles el aguante durante el partido y la policía entonces la armó impidiendo que se pudiera compartir o regalar alguna camiseta. La presión del momento llevó a la agresión a los futbolistas imponiendo su fuerza ataviados con cascos y escudos para enfrentar a jugadores en camiseta, pantalones cortos y visiblemente agotados tras un intenso partido de fútbol. El retorno también fue traumático intencionadamente porque el avión no había sido recargado de combustible con lo que le daban el último gesto de incomodidad a un rival que solo vino a jugar fútbol.

Después de tanta lata que dieron entes policiales, medios de comunicación y hasta los encargados de surtir de combustible en el aeropuerto, el resultado siguió siendo el mismo. Perú y Venezuela empataron a uno y nadie fuera de la cancha pudo evitar que la selección peruana siga última de la clasificación y sin poder ganar después de seis fechas. Afortunadamente el pueblo peruano rechaza actuaciones tan bajas que lejos de ayudar a ganar a su selección no han logrado más que avergonzarla. 

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